¡Ser Sacerdote no es una opción más, es una opción por los demás!
En nuestro Seminario Santiago Apóstol podrás formarte para servir a Cristo!
El Seminario Mayor Santiago Apóstol es una institución de la Diócesis de Fontibón, al servicio de la formación sacerdotal de los jóvenes aspirantes a vivir su vocación en el sacerdocio diocesano, es decir, en el servicio pastoral a la Iglesia que peregrina en la Ciudad de Bogotá D.C.
El Seminario es Comunidad educativa en camino: El seminario, que representa como un tiempo y un espacio geográfico, es sobre todo una comunidad educativa en camino: la comunidad promovida por el Obispo para ofrecer, a quien es llamado por el Señor para el servicio apostólico, la posibilidad de revivir la experiencia formativa que el Señor dedicó a los Doce.
Hacia el servicio sacerdotal: “El seminario es una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal. No se llega a ser sacerdote solo. Hace falta la comunidad de discípulos, el grupo de los que quieren servir a la Iglesia de todos”
Breve Historia: La Diócesis de Fontibón erigió su propio Seminario mediante el Decreto # 067 del 21 de Diciembre del 2004, bajo la protección de Santiago Apóstol.
Formación sacerdotal
La formación de un sacerdote recorre un camino personal y eclesial que abarca distintas etapas antes de llegar a la meta. Así como el artista esculpe una materia disponible hasta darle la forma ideal que ha proyectado, el seminario es la comunidad eclesial que modela el ser de los futuros sacerdotes en un proceso formativo personal según el Corazón de Cristo Cabeza y Pastor, Siervo y Esposo de la Iglesia. Dios que ha comenzado ésta obra buena la llevara a término en la Iglesia y para la Iglesia, ya que un sacerdote es el regalo de Dios para la humanidad y de la humanidad a Él
El sacerdocio en la Iglesia encuentra su razón y fundamento en que se ejerce por participación, es decir, se es sacerdote en el único sacerdocio nuevo y eterno de Cristo.
Es por ello que dirigimos nuestra mirada al texto del evangelio de San Lucas que nos aclara profundamente esta razón:
«El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19; cf. Is 61, 1-2). En efecto, Jesús se presenta a sí mismo como lleno del Espíritu, «ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva»; es el Mesías, el Mesías sacerdote, profeta y rey. (PDV, 11).
El objetivo del proceso formativo es acompañar el crecimiento y desarrollo del joven, que respondiendo al Señor quiere vivir ejerciendo el Sacerdocio ministerial participando en la Iglesia del Sacerdocio de Jesucristo. Una vez ordenado sacerdote, la vida de este hombre permanecerá unida por medio de un vínculo indisoluble a Cristo, Sumo Sacerdote y Buen Pastor.
ETAPAS FORMATIVAS
PROPEDÉUTICA (1-2 AÑOS)
Introducción a la vida sacerdotal y al mismo proceso formativo. Uno o dos años de duración.
Inicia al seminarista en la vida espiritual:
Meditación de la Sagrada Escritura .
Métodos de oración,
La vida sacramental
Participación litúrgica.
Facilita un primer conocimiento de sí mismo: ser consciente de sus principales virtudes y defectos. Ofrece al seminarista los conocimientos necesarios para comprender su propia fe y su opción vocacional. Además de la comprensión más objetiva y universal del apostolado de la Iglesia.
DISCIPULAR (2-3 AÑOS)
Acompaña al seminarista en la afirmación consciente y libre de su opción de seguimiento de Jesús en la vida discipular, elemento absolutamente necesario para que, después, se pueda hablar específicamente de formación sacerdotal.
Educar al hombre y al discípulo de una manera rigurosa y sistemática.
Práctica sistemática de la vida espiritual
Propicia el trabajo sistemático sobre la propia personalidad.
Actividad pastoral, concretamente en la catequesis para la iniciación cristiana.
Adquirir una visión crítica y creyente de la realidad toda, a través del estudio de la filosofía y de las ciencias humanas. Formación sistemática de 2 – 3 años de duración.
CONFIGURATIVA (4 AÑOS):
En esta etapa se comienza a vivir la espiritualidad sacerdotal, el llamado a ser un puente y no un obstáculo entre Jesucristo y los hombres.
Mística y ascética de la configuración espiritual con Cristo Siervo, Pastor, Sacerdote y Cabeza, asumiendo un compromiso eclesial y público a través del rito de admisión entre los candidatos a las sagradas órdenes.
El seminarista pone todo lo que es y lo que tiene al servicio del Evangelio, profundizando en la pobreza, el celibato y la obediencia propias del sacerdote diocesano.
El estudio de la teología está profundamente vinculado a la formación, de tal modo que el seminarista traduzca sus contenidos en vida espiritual, sacerdotal y pastoral.
Actividad apostólica: actitudes para el ministerio sacerdotal específicamente en el ámbito de la Iglesia Particular, aprendiendo a valorar y potenciar todos los carismas y vocaciones que están presentes en ella y la constituyen.
SÍNTESIS VOCACIONAL / PASTORAL
Marcada por dos elementos fundamentales: la inserción en una comunidad cristiana, sea parroquial o de otro tipo, y la recepción de las Sagradas Órdenes del diaconado y el presbiterado.
Modalidades:
Conviviendo con un equipo sacerdotal.
Conviviendo en una casa de formación específica para esta etapa.
Servicio en una obra y permanencia en el Seminario hasta la ordenación presbiteral.
Participación en el presbiterio y en diversos equipos sacerdotales.
Se da la entrega definitiva.
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